sábado, 7 de mayo de 2016

Relato: Recuerdos.



Llega el verano y con él las noches calurosas. Me pongo melancólica en noches así, ver a la gente paseando o en algún banco comiendo pipas, o con helados que les refresque. Da igual dónde viva ahora, cómo sea mi vida en estos momentos, estas noches siempre me recordarán a mi adolescencia.

Me trasporto a la casa de mis padres, a mi habitación, con sus posters, sus fotos con los amigos, se escucha de fondo la televisión del salón, con la única preocupación de qué haría al día siguiente, qué cosas viviría y disfrutaría. Esas noches con su olor especial, un ambiente que no soy capaz de explicar, de paz, de tranquilidad. Escuchando a los grillos, los aspersores que riegan la hierba, podía cerrar los ojos y era capaz de notar esa humedad, el césped haciéndome cosquillas en los brazos, el cuello, notar la humedad en la ropa, cómo se me eriza el vello, ese olor tan especial de verano que entraba por la ventana, siempre lo tendré en mi memoria.

Recuerdo sentarme en la terracita de mi habitación con los cascos, mientras miraba el cielo cubierto de estrellas, con mi cuaderno y mi bolígrafo, imaginarme y escribir millones de historias diferente, mundos increíbles, imaginaba también cómo sería mi futuro, cómo iba a ser mi vida dentro de unos años. 
Todas esas pequeñas cosas, esas noches de verano, me hacían sentirme libre, feliz, sin miedo a nada. Daría cualquier cosa, lo que sea, por vivir una vez más una de esas noches que yo sentía mágicas y maravillosas y que cada verano vuelvo a recordar y sentirlas en mi piel.

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